lunes, diciembre 25, 2006

ESTAS NAVIDADES SINIESTRAS ( por Gabriel García Márquez)



Ya nadie se acuerda de Dios en Navidad. Hay tantos estruendos de cometas y fuegos de artificio, tantas guirnaldas de focos de colores, tantos pavos inocentes degollados y tantas angustias de dinero para quedar bien por encima de nuestros recursos reales que uno se pregunta si a alguien le queda un instante para darse cuenta de que semejante despelote es para celebrar el cumpleaños de un niño que nació hace 2.000 años en una caballeriza de miseria, a poca distancia de donde había nacido, unos mil años antes, el rey David.

954 millones de cristianos creen que ese niño era Dios encarnado, pero muchos lo celebran como si en realidad no lo creyeran. Lo celebran además muchos millones que no lo han creído nunca, pero les gusta la parranda, y muchos otros que estarían dispuestos a voltear el mundo al revés para que nadie lo siguiera creyendo.

Sería interesante averiguar cuántos de ellos creen también en el fondo de su alma que la Navidad de ahora es una fiesta abominable, y no se atreven a decirlo por un prejuicio que ya no es religioso sino social.Lo más grave de todo es el desastre cultural que estas Navidades pervertidas están causando en América Latina.

Antes, cuando sólo teníamos costumbres heredadas de España, los pesebres domésticos eran prodigios de imaginación familiar. El niño Dios era más grande que el buey, las casitas encaramadas en las colinas eran más grandes que la virgen, y nadie se fijaba en anacronismos: el paisaje de Belén era completado con un tren de cuerda, con un pato de peluche más grande que Un león que nadaba en el espejo de la sala, o con un agente de tránsito que dirigía un rebaño de corderos en una esquina de Jerusalén. Encima de todo se ponía una estrella de papel dorado con una bombilla en el centro, y un rayo de seda amarilla que había de indicar a los Reyes Magos el camino de la salvación. El resultado era más bien feo, pero se parecía a nosotros, y desde luego era mejor que tantos cuadros primitivos mal copiados del aduanero Rousseau.

La mistificación empezó con la costumbre de que los juguetes no los trajeran los Reyes Magos -como sucede en España con toda razón-, sino el niño Dios. Los niños nos acostábamos más temprano para que los regalos llegaran pronto, y éramos felices oyendo las mentiras poéticas de los adultos. Sin embargo, yo no tenía más de cinco años cuando alguien en mi casa decidió que ya era tiempo de revelarme la verdad. Fue una desilusión no sólo porque yo creía de veras que era el niño Dios quien traía los juguetes, sino también porque hubiera querido seguir creyéndolo. Además, por pura lógica de adulto, pensé entonces que también los otros misterios católicos eran inventados por los padres para entretener a los niños, y me quedé en el limbo.

Aquel día como decían los maestros jesuitas en la escuela primaria- perdía la inocencia, pues descubrí que tampoco a los niños los traían las cigüeñas de París, que es algo que todavía me gustaría seguir creyendo para pensar más en el amor y menos en la píldora.

Todo aquello cambió en los últimos treinta años, mediante una operación comercial de proporciones mundiales que es al mismo tiempo una devastadora agresión cultural. El niño Dios fue destronado por el Santa Claus de los gringos y los ingleses, que es el mismo Papa Noél de los franceses, y a quienes todos conocemos demasiado. Nos llegó con todo: el trineo tirado por un alce, y el abeto cargado de juguetes bajo una fantástica tempestad de nieve. En realidad, este usurpador con nariz de cervecero no es otro que el buen san Nicolás, un santo al que yo quiero mucho porque es el de mi abuelo el coronel, pero que no tiene nada que ver con la Navidad, y mucho menos con la Nochebuena tropical de la América Latina.

Según la leyenda nórdica, san Nicolás reconstruyó y revivió a varios escolares que un oso había descuartizado en la nieve, y por eso le proclamaron el patrón de los niños. Pero su fiesta se celebra el 6 de diciembre y no el 25. La leyenda se volvió institucional en las provincias germanicas del Norte a fines del siglo XVIII, junto con el árbol de losjuguetes. y hace poco más de cien años pasó a Gran Bretaña y Francia. Luego pasó a Estados Unidos, y éstos nos lo mandaron para América Latina, con toda una cultura de contrabando: la nieve artificial, las candilejas de colores, el pavo relleno, y estos quince días de consumismo frenético al que muy pocos nos atrevemos a escapar.

Con todo, tal vez lo más siniestro de estas Navidades de consumo sea la estética miserable que trajeron consigo: esas tarjetas postales indigentes, esas ristras de foquitos de colores, esas campanitas de vidrio, esas coronas de muérdago colgadas en el umbral, esas canciones de retrasados mentales que son los villancicos traducidos del inglés; y tantas otras estupideces gloriosas para las cuales ni siquiera valía la pena de haber inventado la electricidad.

Todo eso, en torno a la fiesta más espantosa del año. Una noche infernal en que los niños no pueden dormir con la casa llena de borrachos que se equivocan de puerta buscando dónde desaguar, o persiguiendo a la esposa de otro que acaso tuvo la buena suerte de quedarse dormido en la sala. Mentira: no es una noche de paz y de amor, sino todo lo contrario. Es la ocasión solemne de la gente que no se quiere. La oportunidad providencial de salir por fin de los compromisos aplazados por indeseables: la invitación al pobre ciego que nadie invita, a la prima Isabel que se quedó viuda hace quince años, a la abuela paralítica que nadie se atreve a mostrar.

Es la alegría por decreto, el cariño por lástima, el momento de regalar porque nos regalan, o para que nos regalen, y de llorar en público sin dar explicaciones. Es la hora feliz de que los invitados se beban todo lo que sobró de la Navidad anterior: la crema de menta, el licor de chocolate, el vino de plátano. No es raro, como sucede a menudo, que la fiesta termine a tiros. Ni es raro tampoco que los niños -viendo tantas cosas atroces- terminen por creer de veras que el niño Jesús no nació en Belén, sino en Estados Unidos.

Artículo publicado ayer en El País, España.

Colaboración de Samadi Retana
(tomado por el blog de Julia: Por la boca vive el pez)

De pavos y tamales

Entre unos y otros se llevó a cabo, una vez más, la celebración familiar.

Mis tías hace años cambiaron la pierna de cerdo por el pavo con "gravy" y luego "pecan pie". Yo por variar me quedé con más antojo por el cerdo pero no es despreciable el sabor del ave en mención.

Cada vez que parqueo mi carro un 24 por la noche en la casa de una de mis tías siento como si el tiempo se hubiera detenido bajo el árbol de mango en el que reposa mi carro pacientemente mientras inicio la repetida historia. Disfruto el tiempo con mi abuela, es indescriptible la sensación de bienestar que me provoca el sentarme con ella.

La cuñada decidió hacerse colochos rubios y lucía extasiada mientras le decían que parecía una quinceañera, el abuelo se sentó a contemplar como todos han envejecido desde su punto de vista. El antes bebé sigue siéndolo sólo que ahora un poco menos bueno y más llorón. Los novios repitentes se sentían un poco más a gusto al saber qué esperar y los nuevos intentaban calzar en una celebración un tanto más comprometedora que la clásica visita familiar.

Los tíos que siempre preguntaban por los novios no lo han vuelto a hacer conmigo, desconozco si es porque se cansaron o no quieren exponerse a cualquier tipo de respuesta. La tía ajena me indicaba que me consiguiera uno menor, unos tres años menor, que las mujeres son quienes dominan en las casas y que es más domable uno "pequeñito". Aclaró que lo que no tenés no te "hace falta", por lo que no me angustie si no tengo hijos o marido! (vaya alivio...)

A la mesa principal me senté con mi abuela, a lo que la abuela de mis primas hizo el comentario de que desde cuando "yo era de los grandes". "Por estar a la par mía", contestó mi abuela. Esa misma señora cuando se habló de la pobreza en el mundo dijo que a ella le preocupaba extraordinariamente eso, que debía de ser terrible, por ejemplo, la gente en Vietnam y las mujeres con menstruación sin tener dinero para Kotex!

Posteriormente la india comida se puso al camino y me dirigí al otro extremo de la ciudad adonde más de un zigzagueante borracho me alteraba el camino. Más tíos, más primos y por supuesto pavo. El estómago no quiso alterarse más, tanta nicotina durante el día ya le estaba agrediendo lo suficiente. Pasaron los vinos, los regalos, la ilusión infantil indescriptible de ver a alguien quitando un papel añorando que lo que le regalen sea verdaderamente algo que le guste.

La madrugada hizo aparición y las reuniones de rigor empezaron a extinguirse dando paso a la posibilidad de alejarme felizmente, diciendo: "gracias Dios, que faltan 365 días para que esto se repita otra vez!"

jueves, diciembre 21, 2006

En respuesta

Si buscan en el horóscopo verán que las escorpionas al igual que nuestros homólogos masculinos tendemos mucho a las facetas públicas que tapen muchas veces las procesiones, entierros y festividades que van por dentro.

Ante la petición de poner cinco cosas que casi nadie sepa de mi, se me ocurren a vuelta de memoria las siguientes:

1. Diciembre me trajo además de vientos alisios un reencuentro no tan deseado con la nicotina.
2. Sufrí un terrible ataque de acné en la espalda hace unos años
3. Detesto el spaghetti
4. Odiaba el idioma francés cuando empecé a estudiarlo porque no daba pie con bola
5. En estos días ando el corazón todo alborotado!!!!!!!!

sábado, diciembre 16, 2006

viernes, diciembre 15, 2006

Incongruencias

En la Costa Rica de mi infancia creció una fábrica de licores ya crecida, una tabacalera cancerígena, un parque sin ladrones y una casa sin alarmas.

Los bajonazos eran más frecuentes que ahora, y la cicatriz quedaba en cada rodilla al golpearse con tierra y arena subyacentes a un tobogán metálico.

Las luciérnagas se dejaban seducir en vasitos plásticos que apoyaban la fantasía de omnipotencia.

Aprendí que la bicicleta además de divertir era un magneto a cien metros de la casa porque los malhechores invisibles podían quererla.

Las clases nunca fueron tan aburridas como en la U cuando enseñaban a leer lo que ya yo leía. Escribían lo que mi motora fina no podía y los dibujos para arte siempre me los hizo alguna amiga.

Las moscas (si, las moscas!) eran mis mascotas fieles que además me transportaban mensajes desde mi aula de primer grado hasta mamá.

La invasión electrónica me llegó con una caja negra con un hoyo al centro al cual se le presionaba un objeto cuadrado hasta que ella decidiera abrirse y aceptarlo (continuaba la fantasía de superioridad). Había toda clase de objetos inexistentes que mataban o comían detnro de una matriz pero desde ya entendimos que todos en el mismo lugar no; coma o mate!

Posteriormente vinieron las fiestas en las que si la bolsita era generosa tenía ni más ni menos que chocolates gringos.

Siempre entendí que objetos caros y valiosos tenían que venir de otras partes menos de este cafetal con luces.

Así pasaron años nuevos, otros se hicieron viejos y en el intering escuché cada vez más que a lo importado hay que tenerle fe y que adonde haya autómatas ese sea mi lugar.

miércoles, diciembre 13, 2006

Vivir sin Pareja ( por Louise Hay)


Algunas mujeres se quedan atascadas en la pregunta ¿Cómo puedo ser feliz sin pareja?

La Margarita dijo si

Hoy me he enterado, después de ver como Telenoticias agrega un poco de pánico y sensacionalismo con un "eventual terremoto en San José" para estas épocas navideñas, que el edificio en el que trabajo (avenida segunda, CCSS) está "falseado desde el piso 8".

Qué importa si total yo estoy en el seis. Qué importa si aunque esté en el 13 o el -2 igual si colapsa colapsó.

Casualidades tiene la vida, resulta que adonde está dañado "mejor dicho rajado" es en el costado este. En ese costado tengo mi cubículo, mi compu, mis archivos, mis objetos personales y mi silla.

Unos metros hacia el oeste está Margarita.............y definitivamente los pactos con el diablo funcionan....logró que la dejen, le pidieron que se quede (no tienen "supuestamente" con quien reemplazarla por ahora).

Políticos tiene la vida, politiquerías entre gobiernos...

Seguiremos escuchando las "grandes obras" del no hacer nada.

Postulo para esta área dedicarse al área de corte y confección para Halloween, la capacidad de disfrazar todo es tan contundente que Hollywood desconoce del elemento que carece.

domingo, diciembre 10, 2006

Familia se agranda

Con una pequeña miembra más se engalana la familia para esta Navidad.

Tiene mes y medio.

Es traviesa.

Es una Golden Retriever y estoy buscando como hacer para que las dos french poodle que tengo en casa la acepten y dejan de ignorarla bestialmente.

Se aceptan consejos, sugerencias, trucos y demás....

domingo, diciembre 03, 2006

De tres en tres

Pinochet se infarta,

Fidel se esconde y Chavez celebra.

Los derechistas lloran a Pinochet, celebran que muera Fidel y se amargan por Hugo.

Los izquierdistas van al revés...

Los cristianos expían culpas por desear la muerte de alguno de los tres.