jueves, julio 19, 2007

Tangamandapio (parte 2)

El trayecto entre aquellas oscuras callejuelas llenas de agua y huecos pestilentes terminó de zizaguear hasta que él aparcó en su cochera. "Vaya noche!"! Mezcla de desamor, tristeza, alivio...La cama en todo caso siempre le decía, "aquí si eres bienvenido, arrecuéstate, que mañana todo estará mejor" (o peor pensaba él en 4 horas y media de viaje hasta Guanacaste).
A las nueve de la mañana analizó que había literalmente que correr, al evento al que iba tenía hora y fecha, y de esas impostergables y menos cancelables. Pero....al regreso del desayuno le sorprende el insustituible pito de su celular, alguien le había llamado. Con el peso que sentía en las manos y la desilusión a cuestas lo tomó a ver quién se interesaba por su alma un sábado tan temprano. Y empezó el corazón a latir de nuevo, se le desdibujó una tristeza en la mandíbula y vio que había sido la chica de ayer. Esa, la que le había "pateado el culo" le había llamado. Dejando dignidades de lado se aprestó a marcar el número con intención y alevosía, y ella dulcemente le dice "te llamé para ver cómo habías llegado anoche, como no me llamaste". El penó que el diagnóstico de delirium tremens todavía no le calzaba y al fin de cuentas tampoco habían sido tantas las cervezas...pero....estaba delirando?
Terminada la llamada y habiendo dicho que en efecto sí estaba vivo (nótese otro rastro en ese narcicismo de libro, probablemente ante su cerebro (el de ella) pues había que verificar que alguien sobreviviera a un desprecio suyo, o no?) se apresuró a hacer la pequeña maleta. Sentía sed, pero se sentía descansado y listo para tantas horas de manejo por delante.
Con una hora de retraso finalmente se fue de su casa rumbo al calor tropical de la costa Pacífica. El paisaje era hermoso, los árboles bailaban sobre su automóvil y la música del carro le hacía sentir compañía. Hasta que....nuevamente sonó el teléfono, era ella de nuevo, que también iba por la misma carretera pero con diferente destino. "Hola, por dónde vas? Yo estoy aburrida, estoy haciendo fila en el ferry que me llevará a la playa y quedan como cuatro horas de espera", ahí empezó el calvario....él no podía ocultar su alegría, ella le estaba llamando, quería aunque fuese pasar con él un rato ameno....aunque ya se sabía que con él, nada quería.
(continuará)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"... pero no encontró dentro más que un mono muy grande, tuerto y lisiado.

Al ver aquello, exclamó el desgraciado Califa: "¡No hay fuerza ni poder más que en Alah! ¡En verdad que pertenecemos a Alah y a El volveremos!

¡Pero qué fatalidad me persigue hoy!

¿Y qué significa esta suerte desastrosa y este sino calamitoso? ¿Qué va a sucederme, pues, en este día bendito? Pero todo esto está escrito por Alah (¡exaltado sea!)" Y así diciendo, cogió al mono y le ató con una cuerda a un árbol que había en la ribera; luego tomó un látigo que llevaba consigo, y enarbolándolo en el aire, quiso emprenderla a golpes con el mono para desahogar su contrariedad. Pero de pronto el mono movió la lengua con ayuda de Alah, y de una manera elocuente dijo a Califa:

"¡Oh, Califa, detén tu mano y no me pegues! ¡Déjame por el momento atado a este árbol, y ve a arrojar tu red al agua una vez más, fijándote en Alah, que te dará tu pan del día!"

Cuando Califa oyó este discurso del mono tuerto y lisiado, contuvo su gesto amenazador y fue hacia el agua, donde arrojó su red, dejando flotar la cuerda. Y cuando quiso atraerla a sí, encontró la red más pesada todavía que la vez primera; pero tirando de ella con lentitud y precaución, consiguió llevarla a la orilla, y he aquí que halló dentro otro mono que no era tuerto ni ciego, sino muy hermoso, con los ojos prolongados con kohl, las uñas teñidas con henné, los dientes blancos y separados por lindos intervalos, y un trasero sonrosado y no de color crudo, como el trasero de los demás monos; y llevaba ceñido al talle un traje rojo y azul muy agradable a la vista, y pulseras de oro en las muñecas y en los tobillos, y pendientes de oro en las orejas; y se reía mirando al pescador, y guiñaba los ojos y chascaba la lengua.

Al ver aquello, exclamó Califa: "¡Por lo visto, hoy es día de monos! ¡Loores a Alah, que ha convertido en monos los pescados del agua!

¡Oh día de pez, cómo empiezas!

¡Eres cual el libro cuyo contenido se sabe al leer la primera página! ¡Pero todo esto sólo me sucede por culpa del consejo que me dió el primer mono!"

Y diciendo estas palabras, corrió hacia el mono tuerto atado al árbol, y enarboló sobre él su látigo, haciéndolo primero voltear tres veces en el aire, y gritando: "¡Mira ¡oh rostro de mal agüero! el resultado del consejo que me diste!

¡Por haberte escuchado y haber abierto mi día con el espectáculo de tu ojo tuerto y tu deformidad, heme aquí condenado a morir de fatiga y de hambre!"

Y le azotó en el lomo con el látigo, e iba a comenzar de nuevo, cuando le gritó el mono: "¡Oh Califa! ¡antes de pegarme, empieza por hablar a mi compañero el mono que acabas de sacar del agua! ¡Porque el trato que quieres darme ¡oh Califa! no te servirá de nada, sino al contrario! ¡Escúchame, pues, lo que te digo por tu bien!"

Y muy perplejo, Califa se alejó del mono tuerto y se acercó al segundo, que le miraba llegar riendo de muy buena gana.

Y le gritó el pescador: "Y tú, ¡oh rostro de pez! ¿quién eres?"

Y el mono de los ojos hermosos contestó: "¡Cómo, oh Califa! ¿Es que no me conoces?"

Y él dijo: "¡No, no te conozco! ¡Habla pronto, o caerá sobre tu trasero este látigo!"

Y el mono contestó: "No me parece oportuno ese lenguaje ¡oh Califa! ¡Y mejor será que hables de otro modo, y retengas mis respuestas, que han de enriquecerte!"

Entonces Califa arrojó lejos de sí el látigo, y dijo al mono: "Heme aquí dispuesto a escucharte, ¡oh señor mono, rey de todos los monos!"

Y el otro dijo: "¡Has de saber, entonces, ¡oh Califa! que pertenezco a mi amo el cambista judío Abu-Saada, y que a mí me debe su fortuna y su éxito en los negocios!"

Califa preguntó: "¿Y cómo es eso?"

El mono contestó: "¡Sencillamente, porque yo soy la primera persona cuyo rostro mira él por la mañana, y la última de quien se despide antes de marcharse a dormir!"

Al oír estas palabras, exclamó Califa: "¿Pues no es cierto el proverbio que dice: "Calamitoso como el rostro del mono. . ."

Luego se encaró con el mono tuerto, y le gritó: "Lo oyes, ¿verdad? ¡Esta mañana tu rostro no me ha traído más que la fatiga y la contrariedad! ¡No te ocurre lo que a este hermano tuyo!"

Pero el mono de los ojos hermosos dijo: "¡Deja tranquilo a mi hermano, ¡oh Califa! y escúchame por fin! Para experimentar la verdad de mis palabras, empieza, pues, por atarme al extremo de la cuerda que sujeta tus redes, y ¡arrójalas al agua una vez más! ¡Y verás entonces si te traigo la buena suerte...

Victor EM dijo...

Que es la historia de mi vida???

Me estan espiando? jajajaja

QUe vida

100% identificado!!!!!!

Cromatica dijo...

Uy ya me siento alli a la sombra de una palmera!