domingo, junio 18, 2006

Casa Presidencial al Cenac (Rodolfo Cerdas)

Ojo crítico
Rodolfo Cerdas Cruz | Junio 18, 2006 | 417 palabras

Inoportuna e impensada resulta ser la idea de trasladar la Casa Presidencial de Zapote al Cenac.

Claro que el país necesita una Casa Presidencial bella y funcional, adecentar la capital y hacerla nuevamente habitable. Pero esto exige establecer prioridades, medir la capacidad económica y evaluar la situación política. Cambiar de Casa Presidencial no es ni lo más urgente, ni lo más conveniente. Hay aquí demasiadas faltas juntas: de recursos, de oportunidad, de tino político, de respeto al sector cultural y hasta de modestia.

Ubicar la Presidencia frente a la Cancillería, el INS y el Edificio Metálico, con un parque al frente y el TSE a dos cuadras, debe pensarse dos veces. Más de uno estará frotándose las manos al ver que le quieren poner al alcance de una misma piedra, la Asamblea Legislativa, la Casa Presidencial, la Cancillería, las vidrieras del INS y el TSE. De darse otra Alcoa, ojalá no se extienda la pétrea protesta al Edificio Metálico. Por algo los viejos liberales sacaron las Universidades del centro de la capital y las enviaron a las satelitales y alejadas ciudades universitarias; pero, por lo visto, nadie escarmienta en cabeza ajena.

También está el tema de la financiación pues, mientras falta dinero para problemas muy urgentes y se piden más impuestos, resulta que como a don Óscar no le gusta Zapote -donde bien y mal gobernaron los anteriores presidentes-, los nuevos impuestos, en un momento de penuria fiscal, hay que gastarlos también en una nueva residencia que ni se necesita ni es urgente. No veo ni a sus aliados ni a sus opositores, justificando más impuestos para semejantes gastos.

Además, la iniciativa puede resultar contraproducente. La agenda nacional está llena de temas controversiales y decisivos que generan reacciones encontradas, exaltan los ánimos y permiten anticipar grandes movilizaciones y significativos choques sociales. A semejante coctel social y político, agregarle sin necesidad una ocurrencia como esta, deviene provocador y puede ser un factor que agudice lo negativo, fomente el disenso y haga más controversial toda la situación.

Se necesita más cautela y menos improvisación, sobre todo cuando el poder político que se tiene es tan limitado. Ya es bastante con tener que discutir y resolver el TLC con Estados Unidos, la agenda complementaria, la reforma fiscal, el arreglo de caminos y carreteras y el combate a la corrupción y a la pobreza, como para agregarle los caprichos urbanísticos y caseros del Presidente.

Cuando el tigre está toreado, no es el momento de jalarle el rabo.

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