Jesu-tico anti Iglesia Caótica (Mariela Fletes Brenes)

Si Jesucristo estuviera vivo hoy tendría casi mi edad. Seríamos de una generación, probablemente le gustaría la música de Serrat y Silvio Rodríguez, tal vez hasta Shakira; andaría jeans sucios y el pelo amarrado en una cola.

No tendría dinero para tener carro y hubiera estudiado con beca en la U.

Su madre probablemente aplancharía ajeno y su padre andaría "camaroneando" entre trabajos de fontanería, tapado de goteras y pintando paredes.

Viviría en alguna "barriada" en la que tendría que toparse diariamente con los piedreros y chapulines.

Siendo amable con todos pero sin involucrarse en desórdenes sería un "chavalo buena nota", que anda "en su ride" pero no jode a nadie.

Se iría a la Plaza de la Cultura a predicar y de ahí en adelante viajaría por comunidades pobres ayudando a la gente y sanando uno que otro "sidoso".

Abogaría por los derechos humanos, sería amigo de los "gays", los defendería igual que a las trabajadoras del sexo que deambulan por el Hotel del Rey y cantaría en los conciertos de la hermandad Tico-Nica.

Enseñaría que el amor es la esencia del ser humano, tendría repudio hacia la guerra en Irak y se tomaría una que otra "birra" con los compas.

Detestaría que las mujeres sean vistas como ciudadanas de segunda categoría en una Iglesia Católica para la cual ellas pueden aspirar como máximo a ser monjas buenas y sumisas, además de bien tapaditas.

Entraría al Internet Café a mandar correos preguntando a "Su Santidad" el origen de su pseudónimo, ya que su padre no proclama santos; así como la justificación de actuar al revés de lo que proclama. Le sería probablemente inaudito que haya tantos pobres y ellos tengan un "budget" tan amplio para recepciones, mantenimiento de la Sixtina, sotanas, anillos de oro y obras de arte, entre otros.

Abogaría por el trabajo honesto, la paz, la familia y la espiritualidad.

Sería activista de Greenpeace y defendería las costas nacionales contra las petrodólares.

Creería que el TLC es injusto por defiición y le sería inaudito que los embajadores de "Su Padre" en el Vaticano apoyaran la desigualdad entre pobres y ricos en función de tres maquilas, cuatro empresas de "sportsbook" y supermercados que importen chayotes, papas y arroz arruinando agricultores y "pulpes". Pediría que cambiaran su "slogan" de amor al prójimo por el de amor al dólar.

En sus discursos y acciones empoderaría a la mujer, condenaría a los pedófilos y visitaría las cárceles todos los domingos para compartir con los presos.

Reexplicaría la sexualidad como función procreadora pero también como manifiesto de amor entre seres humanos. Explicaría en su barrio y lejos de éste, como no es justo traer almas al mundo para ser infelices por no saber usar un condón.

Estaría vedado para los medios de comunicación, sería repudiado por muchos, tildado de comunista por otros tantos y probablemente viviría nuevamente, si acaso, 33 años, con viuda incluida, porque quien esta vez le asesinaría sería el propio Vaticano.