miércoles, mayo 09, 2007

Francia


Nicholas Sarkozy, nuevo presidente francés.


Aún recuerdo durante mis años de estancia en aquel país la tarde en que en un bus nos relataban que ya había presidente electo. Jacques Chirac de aquel momento.


Hoy han pasado doce años de aquello, y la nostalgia que siento no es por no estar ahí ahora, eso sería melancolía. El pueblo eligió, y bien sentadas tienen los franceses sus bases democráticas.


Preocupante es que tanto en la columna como en el editorial de hoy en el Periódico La Nación se perciba la satisfacción de que un presidente de derecha haya ganado en algún lugar del mundo.


Para este momento de salto de punto y aparte estarán pensando, ella hubiera querido la izquierda, se vanagloria con Chávez o sufre la muerte enferma de Fidel. Pero, no.


Retornando a aquellos tiempos de vida en francés pude cenar crêpes, baguettes y pains au chocolat frente a noticieros en los que Sarkozy desde siempre salía. O al menos se veía, a veces, hasta le entendía. Pero...., abiertamente era xenofóbico, inescrupulosamente llamó "basura" a los magrebíes y demás inmigrantes que viven en Francia, el año pasado.


Entonces?


No es estar ni a la derecha ni a la izquierda de nadie, y menos borrar con una lo que la otra hizo, pero, cómo va a ser que en un país en que ya hay suficiente malestar social, que los gobiernos lo utilizan como pulpería casera y que al igual que esas mal llamadas "potencias" tenemos "problemas" como ellos, y no solo con las enfermedades cardiovasculares como primer causa de muerte, sino llenos de inmigrantes que vienen a hacer el trabajo que nosotros no queremos hacer.........exista una ignorancia social tan grande?
Será que nuevamente queremos copiar las cosas de afuera, y no necesariamente siempre son las positivas?
Oh là là....

2 comentarios:

Carlos Guzman dijo...

mmm... no me considero xenofóbico, pero creo que el fenómeno migratorio a gran escala es un problema mundialy no hay forma fácil de solucionarlo. Como seres humanos depredadores de recursos queremos tener y exigir todo lo mejor cuando llegamos a un lugar, sin importarnos un bledo lo que la gente que está ahí desde hace tiempo a trabajado para conseguirlo... nosotros nada más queremos una parte del queque, y ya. Desde ese punto de vista considero que Francia y cualquier otro país tiene razón de buscar la solución que más se adapte a cada realidad...

Naty dijo...

Lo peor del editorial de La Nación de ese día: el subliminal título. "El SI de Francia"... sin comentarios.