Contra todo pronóstico escéptico y pesimista de mi persona, la trajeron, decidieron empaquetarla, y presentarla.
A ella, a la única, a la inigualable, a la que llevó Paris en su piel más que cualquiera.
Gracias a que en Estados Unidos le dieron "pelota" a Marion Cotillard como candidata a un Oscar, los empresarios del cine nacional trajeron la película. Ya viene mi DVD de camino entre Francia y Costa Rica, no me iba a jugar este "chance", pero igual la fui a ver.
En un cine abarrotado de personas haciendo fila para las películas de siempre (super héroes, Rambos, terrores estúpidos....etc...) me vi en el placer de tener una sala de cine para mi, y escucharla, con cada canción, y ver su vida (la cual ya me había leído en su biografía comprada a un "bouquiniste" hace un par de años en el Rive Gauche de La Seine.)
Grande, depresiva, alcohólica, artista, emotiva, pero por sobre todo, Edith Piaf, esa que tuvo que pasar desde burdeles hasta el Olympia....esa.....esa mujer fue emoción, fue sentimiento, fue pureza emocional, fue amor, fue Piaf.
Cuando en una entrevista le preguntaron, qué consejo daría a una mujer? Que ame, respondió. Y a una joven? Que ame, respondió. Y a una niña, que ame respondió.
(Además, la actuación de Cotillard es simplemente genial!)